Celíacos por el mundo
¡Hola celíacos del mundo! Me llamo Helena y soy enfermera. Desde hace alrededor de dos años me diagnosticaron Enfermedad Celíaca. Como para todos vosotros, supuso un cambio radical en mi vida, pasé de poder comer de todo cuándo y cómo quería, a tener que andar con mil ojos a la hora de comer. Poco a poco he vuelto a aprender a comer, y aunque aún me queda bastante camino por recorrer, me gustaría poner mi granito de arena y compartir mi experiencia con todos los celíacos.
Una de las cosas que más me gustan del mundo es viajar. La emoción de los preparativos del viaje, los nervios, el conocer nuevos lugares, culturas, la comida típica de cada destino… Y, sí, la gastronomía es un punto importante de los viajes, pero ¿qué pasa con los celíacos? ¿Podré comer allá donde vaya? ¿Conocerán qué es la celiaquía y qué es la contaminación cruzada? ¿Y si no encuentro ningún sitio dónde comer?
Ante un viaje, es lógico que a un celíaco le asalten miles de dudas, pero ¡tranquilos! Bien es cierto que no en todos los lugares del planeta existe la misma concienciación hacia la Enfermedad Celíaca, pero siguiendo una serie de pautas y sacando nuestra “intuición gluten-free”, podremos disfrutar de nuestro destino y de su comida como nos merecemos. A continuación, os dejo con una serie de consejos muy útiles, que os pueden servir en el PRÓXIMO VIAJE.
Antes de viajar
Lo primero que hay que hacer para reducir el estrés a la hora de comer en nuestro destino, es comenzar la búsqueda de información e indagar sobre hoteles y restaurantes sin gluten, platos típicos y supermercados que nos puedan sacar de un apuro. Esto es tan sencillo como abrir nuestro navegador y teclear el nombre de nuestro destino seguido de: “sin gluten”. Recomiendo buscar dónde están ubicados los restaurantes y comprobar si la ruta que seguiréis durante el viaje es compatible con los mismos, ya que muchas veces nos confiamos y resulta que para llegar al restaurante hay que coger 3 aviones, 2 barcos y 1 burro.
Kit de emergencia
Seamos sinceros, no siempre todo es tan bonito como lo imaginamos, y por muy preparados que vayamos pueden surgir mil imprevistos. Por ello, es muy recomendable llevar en nuestra maleta comida de emergencia, por si no encontramos absolutamente ningún lado donde podamos comer. En nuestro kit no pueden faltar unos picos, pan de molde y algo dulce (para mí unas palmeras de choco blanco son imprescindibles, ñam ñam).
Transporte
Como ya sabréis muchos, existen muchas compañías aéreas que ofrecen un menú a bordo sin gluten, pero como es lógico, hay que avisar. No tengáis miedo de ser un poco “pesados” y aseguraros vía telefónica de que saben que sois celíacos y de que habrá un menú para vosotros. Si vuestra aerolínea no oferta menú sin gluten, llevaros vuestra propia. Si viajáis en coche, no olvidéis llevar algunos bocadillos o snacks, ya que la mayoría de bares de carretera no ofrecen opciones para nosotros.
Durante el viaje
¡Por fin! Ya hemos llegado a nuestro destino. Ahora toca disfrutar y relajarse. A ninguno de nosotros nos gusta tener que estar trescientas horas buscando dónde comer, por ello es muy importante el hacer una búsqueda previa (como ya he comentado en el primer punto). Aún así, una vez en el restaurante sin gluten de turno, nos hemos de asegurar bien de que realmente es seguro comer ahí y de que no haya contaminación cruzada. Además, nunca está de más comunicar al camarero que somos celíacos, para que tengan cuidado a la hora de preparar nuestros platos. A partir de ahí, ¡disfruta de la comida! Eso sí, ¡cuidado con los puestos de comida callejera! En ellos suele haber mucho riesgo de contaminación cruzada.
Después del viaje
Una vez en casa, nuestra misión es… ¡Buscar el próximo destino!
Durante mis viajes siendo celíaca, el principal problema que me he encontrado es el desconocimiento sobre la celiaquía que existe y que en muchas ocasiones se piensa que el que yo no coma gluten se trata de una simple moda (en estos momentos solo me queda respirar hondo, jajaja). Lo más importante en estos casos es explicar bien qué nos pasa y qué podemos y no podemos comer. Si vais a un país donde se hable un idioma que no domináis, os recomiendo llevar un escrito en el idioma en cuestión donde expliquéis que sois celíacos.
Por lo demás, solo os puedo decir que no dejéis de viajar por miedo a la comida. Es cierto que, si ser celíaco es complicado en tu propia casa, ¿cómo no va a serlo de viaje? Aún así… A mi nada me frena a viajar y a conocer mundo, y ¡sé que a vosotros tampoco!
Bon voyage!
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